Hoy en nuestra actual civilización existe un gran desarrollo de la ciencia, y en especial de la técnica. Los medios mecánicos que poseemos, nos permiten, trasladarnos de un lugar a otro, nos permiten comunicarnos y estar en contacto mas con los otros. Pero en el sentido materialista y practico, nos han despejado de la iniciativa, para entender y comprender, los fenómenos inexorables de la naturaleza.
En otras épocas y otros tiempos ha habido hombres y pueblos, que tuvieron mas tiempo o mas predisposición y gusto por estos asuntos. Estamos tanto o mas ignorantes que los que pintaron en la Cueva de Altamira.
En nuestra vida cotidiana hay una experiencia en la que siempre intentamos evitar hablar : La de la muerte. Quizás el hecho de que todos seamos conscientes, de que también a nosotros nos debe ocurrir, haga que rehuyamos, a referirnos a ella. En realidad se trata, sobre todo, del miedo que por desconocimiento le tenemos. Nada sabemos ni podemos saber con certeza de los que nos sucederá en el momento en que muramos.
Es un anhelo universal de los hombres mas primitivos, el buscar la transcendencia con los avances de la medicina moderna, la lucha contra la enfermedad ha rayado en una búsqueda incesante de alargar la vida. La tecnología esta permitiendo compartir de forma mas rápida y masiva, esta inquietudes e incógnitas, aunque sean las mismas de siempre.
Las distintas religiones de los distintos tiempos han tratado de solucionar estos problemas.